El equipo de Samitier afrontó aquellos tres últimos partidos con la intensidad de auténticas finales, en un intento desesperado de mantenerse en la máxima categoría del fútbol español. El 5 de abril de 1936, el conjunto rojiblanco venció por 3-0 al Oviedo en el Metropolitano, con lo que alcanzó al Osasuna con catorce puntos, superaba por dos al Sevilla, y estaba a dos del Espanyol.