A los hinchas del club les gustó el apodo y lo adoptaron. En 1928, el club, que se hallaba sin estadio fijo porque el que utilizaba desde su traslado a Avellaneda quedó destruido por un incendio, construyó un nuevo estadio sobre un terreno ubicado cerca de las vías del tren, que se hallaba largamente inutilizable por un pantano. Al principio, las camisetas que lucían los futbolistas eran de color blanco y azul, estilo arlequinado, quizás por eso que hoy conservan el pantalón azul o la segunda equipación del mismo color.